mayo 9, 2024

*Ni la pobreza ni el machismo han sido un freno para Xóchitl Gálvez, quien tomó la decisión de contender por una candidatura para la Presidencia por amor a México.

Yuriria Sierra

Rápidamente se convirtió en el fenómeno que estaba necesitando la oposición para salir de su pasmo, de su inmovilidad. Después de obtener un amparo en el que la justicia le otorgaba su derecho de réplica, a Xóchitl Gálvez se le impidió entrar a una mañanera y el resto, ha sido la construcción de una precandidatura.

–¿No es la primera vez que te toca enfrentar los fregadazos, no?

–Mira, yo nací de pie. Y dice mi madre que fue un parto muy difícil porque fue natural. Entonces, que no salía. Y, pues la partera vuelta loca y finalmente logré, respiré, pero sí que estaba morada, morada. Hay dos cosas: una, desde mi nacimiento es complicado, pero también en el pueblo dicen que nació de piezas de buena suerte, porque caes parado. Entonces yo me tomé lo primero. Caigo parada: caí parada al mundo.

–El presidente Andrés Manuel López Obrador: hay quienes dicen y escriben que, sin proponérselo, se convirtió en algo así como en el coordinador de campaña de Xóchitl Gálvez.

–La verdad es que hay con qué. Algunos otros ya se hubieran ablandado, les hubiera entrado miedo. Pero estoy tan clara que no he tomado peso indebido en mi vida. Estoy tan clara de dónde vengo, quién soy, qué sueño. Que no hay manera que me quite el sueño el presidente. Ni una noche me ha quitado el sueño, te lo juro. Otros dicen ‘te estás peleando con el presidente’. Pues sí, pero él no se pone a la altura de un estadista.

Él me llama “globo inflado”, él me llama una “títere de los hombres”, o sea, no me respeta. Es en el fondo un macho. Y machos como él, tantos otros. Empezando por mi papá. Empezando por mi maestro de cálculo que me tocó las piernas y me reprobó en cálculo en el primer departamental; tuve que hacer el final con pluma. Hombres que me he encontrado que han querido impedir que yo logre algo. Y no me han detenido. Así es que, si tengo 60 años de vida luchando, peleando, desde que nací hasta hoy, que no aguanten 10 meses, nombre.

–Es que a lo mejor Andrés Manuel López Obrador alcanza a ver que ahora sí que como decimos en México, “te pareces tanto a mí”, y ve a Xóchitl Gálvez, al menos en un sentido muy parecida a sí mismo: una mujer con mucho sentido del humor, con mucha gracia, que no tiene pelos en la lengua… Y seguramente, pues eso también le da miedito, ¿no?…

–Por eso dije que yo era su crush… Al principio dije “¡habla tanto de mí!, pues, hay un rollo ahí, soy su amor imposible. Mira, él me quiso llevar. Él me propuso irme. O senadora o a su gobierno.

–Una mujer que viene de abajo. Pero que además por sus, ahora sí que “por sus ovarios”, decidió que quería salir adelante. Y eso quizá en la narrativa y el imaginario de López Obrador es una cosa que no existe, ¿no?

–El mismo lo ha dicho: que ser aspiracionista, era lo peor. Yo no sabía que iba a ser senadora, yo no sabía que iba a ser este integrante de un gabinete, no sabía, no sabía que iba a estar hoy aquí, en este momento de la historia, intentando pues ser una candidata que quizá lleve a la primera mujer presidenta de este país. O sea, yo lo único que quería. Era. Y que mi mamá dejara de vivir tanta violencia. Pero era una violencia brutal. No te puedes imaginar un hombre golpeando a una mujer con tal saña.

No te puedes imaginar una mujer más buena que mi madre siendo víctima de eso y entonces me enseñó a trabajar, me enseñó a vender gelatinas, ella y yo las fabricábamos. Por eso me fui de Tlapa. Para ver si lograba ser ingeniera.

“Bueno, la peor escena para mí, esa violencia es mi papá sacándole escopeta. Diciéndole que la iba a matar. Y mi mamá y yo saliendo a medianoche de la casa a tocarle una tía para que nos abriera. Así como estábamos porque no sé si la hubiera matado, a lo mejor sí. Después vi que los hombres sí matan a las mujeres.

Eso es lo que me movió a irme, eso fue realmente lo que me motivó a decir: Quiero sacar a mi madre de esa violencia y además de esa pobreza. O sea, sí está muy cañón lo que nos pasa a las mujeres en este municipio está muy cañón y por eso yo me volví quizá una mujer valiente, fuerte. Entonces es un tema duro para mí, pero tengo algunas propuestas para que las mujeres dejen de vivir esa situación”.

–A mí lo que más me entusiasma que Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum puedan ser las candidatas de sus respectivos partidos o frentes, es que habrá tiro entre mujeres. Y eso quiere decir que México va a tener una presidenta.

–No hay duda. Digo hay que esperar qué decide MC ojalá sí decida poner a una mujer y entonces ya no hay duda. Pero si ponen un hombre, bueno, pues van a decir que puede ganar un hombre. Está muy padre. ¿Por qué? Yo cuando veo que el presidente dice que yo soy un globo que alguien infló, cuando él dice que un grupo de hombres se juntaron en secreto para decidir que yo fuera la candidata, está equivocado. La decisión la tomé yo.

Mi conciencia y mi corazón. Sabía lo que venía. Sabía que iba a ser sujeta a la madriza en mi vida. Porque me están echando todo el aparato. Ser empresaria no es ser corrupto, ser empresaria para mí es motivo de orgullo. Entonces qué padre, qué padre, que voy a estar ahí, porque si todo pinta bien y logro ganar este proceso interno dentro de la alianza opositora. Y libraré todo esto que me está pasando, o sea he librado peores. Y si Claudia logra también librar las suyas, porque también trae las propias. Está padre, yo le tengo respeto a Claudia.

–Me decías que incluso fueron amigas.

–Cercanas. Yo iba a ser su City manager en la Ciudad de México. Yo traigo esta idea de separar la técnica de la política, habíamos tenido enormes coincidencias. Pero bueno, hubo un punto de quiebre donde cada quien tomó un camino distinto, pero eso no deja de reconocer que es una mujer valiosa.

–Decías que la decisión la tomaste tú sola Xóchitl. Me gustaría que nos cuentes cómo fue porque es muy conmovedor.

–Bueno, se supone que en ese lugar al que fueron a enterrar mi ombligo. O sea, no sé cuál lugar, pero sé que era en ese cerro. Y la decisión de venirme a la ciudad, la tomé ahí. Ahí me fui ahí, dije, híjole sola. Ahí tomé esa decisión, pero después, la decisión de si entraba o no al gabinete de Fox cuando me lo propuso, que yo no me veía, también la tomé ahí, y esta es la tercera decisión que tomé. Entonces fui caminando a la montaña, al cerro, es una montaña que le llamamos la sierrita en Hidalgo, en mi pueblo, Tepatepec, dónde nací.

Me fui desde las 5:30 de la mañana, caminando; por cierto, me encontré la florecita, esa que deshojé y sí pues sí, ajá, pero era ya adelantar el “sí”, y pues no, mejor la hago de emoción, pero ahí me la encontré en el camino, o sea, fui caminando y fui encontrando cosas piedras. Yo le decía a mi mamá que ya falleció y fue la mujer más buena del mundo, una mujer generosa, una mujer buena, una mujer sufrida, una mujer.

Híjole qué espiritualidad. No, de verdad lo que diga de mi madre está muy cañón. Porque ella fue la clave de lo que yo soy. En este sentido del servicio al prójimo del amor al prójimo. Entonces dije, mamá, tengo que tomar una decisión: quedarme para la Ciudad de México. Que ya lo tengo, y estoy alta en las encuestas, dicen que no me la van a dar, pero yo creo que sí, sí me la van a dar porque no les va a quedar de otra y la otra es ser candidata a la Presidencia.

Pero esas son palabras mayores. Eso va a ser la cosa más dura porque yo sabía contra quién iba a pelear. Y le dije, tienes que mandarme una señal si tú quieres que yo vaya a ser la candidata a la Presidencia. ¡Pero tiene que ser una señal clara! ¡Tengo que verla con mis propios ojos! Y entonces, llegué al lugar donde siempre suelo sentarme y, de repente, se posó. una mariposa de muchos colores, por eso los vídeos míos van a traer muchas mariposas.

O sea, porque estaba así (sobre el dorso de mi mano). Y se quedó yo quise grabarla con el celular, pero voló obviamente porque me moví. Pero dije, sí, es la señal. Empecé a llorar, a llorar, a llorar, a llorar. Y al final grabé un video. Ahí lo tengo, no sé si un día lo haga público. Pero la decisión no la tomaron ni Fox ni Salinas, ni Claudio. La decisión la tomé yo.

Con esa señal y escuchando a mi corazón y la tomé por amor a este país porque creo que México ya no merece odio, ya no merece división, ya no merece confrontación lo que merece es unirnos y resolver los problemas tan graves que tiene el país.

“La verdad, en ese momento en que bajé a la montaña, dije, ¡Va! Va, voy a buscarte. Ser la que represente este Frente Amplio para llegar a esa candidatura que sabemos que va a existir algún día. Y, entonces el lunes fui todavía me hice güey. Seis horas y a la una de la mañana decidí grabar un video en el Zócalo. Para que no me molestaran, porque las últimas veces que había ido a me echaban como a la policía, me molestaban porque yo estaba en lo del derecho de réplica.

Y con un teléfono que graba muy bien di este mensaje. Yo escribí lo que dije. ¿Cómo crea el presidente que no? Que, habiéndose muerto, mi abuela de 34 años, tirada en el petate, mi madre huérfana a los 9 años, yo podría quitarle la pensión a un adulto mayor.

¿Cómo se imagina el presidente que yo podría quitarle la beca a los niños de primaria si tenía que vender gelatinas o cómo se imagina el presidente que yo le quité la beca a Jóvenes Construyendo el Futuro si gracias a una beca yo aprendí a programar en la Facultad de Ingeniería? O sea, yo lo que le quería decir al presidente, pues eso es lo que he dicho, que los mexicanos merecen más: merecen medicinas. Los niños merecen tratamientos contra el cáncer, las mujeres merecen salir seguras a la calle. Yo lo que le quería decir al presidente es que si aprovechamos esta enorme oportunidad económica del nearshore.

Tenemos jóvenes talentosos capacitados, México va a crecer como un cohete a la luna, a esa velocidad. Podemos hacerlo, pero no, nunca me ha querido escuchar. Y lo que dije es que, en el momento que el presidente me cerró la puerta, yo recibí el mensaje más poderoso que he recibido en mi vida: esa puerta se abre, se abre de adentro. Por eso decidí tomar esta decisión,

–Ahorita lo mencionabas: las gelatinas y los tamales porque se han convertido, digamos, en 2 de los iconos de esta, pues, precampaña.

–Pues sí, porque mira, te voy a contar una anécdota de las gelatinas. Mi mamá nunca se dio por vencida. Ella, si no llegaba la lana porque mis papá se la había gastado en el alcohol, pues ella le buscaba. Y entonces dijo, ‘vamos a vender unas gelatinas’. Y entonces conseguimos unos vasitos y la grenetina, y entonces empezaba yo con la olla de peltre y le daba vueltas. Estas groseras, nos decía mi papá. Dejen sus chingadas gelatinas, ni que se vayan a comprar su casa en las Lomas de Chapultepec. Yo crecí con eso. Con esa burla de mi papá. De decir “pobres diablas”, o sea, se me volvió una obsesión.

Entonces, el día que llegué a la ciudad le pedí a un taxi. Que me llevara a conocer las Lomas de Chapultepec. Pues llego y aquí vivía María Félix, aquí vivía, no sé quién y me contaba la historia. Era el papá de una amiga que se ubicaba como taxi turístico. Ella estaba conmigo en la facultad. Le dije: un día voy a traer a mi mamá a vivir aquí. ¿Se vuelven obsesiones no? Por eso decidí montar mi empresa. Y la monté pidiendo fiado.

Dos computadoras de un güey que nos vendía carísimo, pero nos daba crédito (nadie te daba crédito), nadie creía en ti, en una escuincla que quería hacer edificios inteligentes. Y así empezó: en un cuartito en la colonia Letrán Valle (y un día los puedo llevar a decirle dónde fue mi primera oficina). Yo dibujaba, calculaba.

Ya tenía yo a mi hija, dormía debajo de mi escritorio, me daban las 3-4 de la mañana acabando los proyectos. Y en 6 meses había vendido proyectos por 60 mil dólares. Y en 2 años ya era yo el empresario del año. Y el siguiente año volví a ser el empresario del año. ¿Por qué el presidente les arrebata el mérito a las personas? Yo les prometo que nunca le voy a arrebatar el mérito a ninguna persona de su lucha, de su esfuerzo.

Y es que, de hecho, que él crea que lo que se vende es lo que se gana es una idiotez. Cómo se ve que nunca ha pagado una nómina: nadie de la 4T. Cómo se ven que no tienen ni idea de cómo funciona una empresa: de lo que vendes, hay equipo 60%, materiales, insumos, mano de obra, échale, otro 20% de impuestos.  Si te queda un 8, ya le hiciste y de ese 8 que tienes que pagar 33% a Hacienda. Te quedan cuatro y fíjate: si lo quieres repartir, 10% sobre el reparto de utilidades, o sea, para llevarte un peso a tu bolsa como empresario mediano, no soy millonaria.

No tengo esos 1,400 millones que la 4T quiere hacer creer a la gente. Son las rentas de 12 empresas en 10 años que por cierto están falseadas, pero yo aquí no voy a dar explicaciones. Yo lo único que quiero decir es que me siento súper orgullosa de haber llevado a mi mamá a vivir a las Lomas de Chapultepec.

–¿Alcanzó a verlo y alcanzó a vivirlo?

–Lo vivió y murió. Mi mama y mi papá, el que decía, ‘ya dejen las chingadas gelatinas’. Mi mamá se lo dijo a mi papá el día que entró al departamento. Dijo. ¡Ya ves como sí llegué a vivir a las Lomas’! ¿O sea, cuál es mi delito de haber aspirado a darle a mi madre un una mejor vida carajo? ¿Por qué me odia el presidente? Yo lo único que quería es que esa mujer dejara de sufrir. Esa es la parte dolorosa. Que se le quiera negar a los mexicanos el derecho de sacar a sus madres de la pobreza, que le quieran negar a los mexicanos el derecho a aspirar a tener una vida mejor y yo sí quiero eso. No lo voy a proponer aquí, pero yo sí quiero que miles de mexicanos, con base a su esfuerzo, su lucha salgan adelante.

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