mayo 8, 2025

* La maternidad elegida es un logro que implica un ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos

Ciudad de México. (7 de mayo). – La maternidad elegida está a la alza en el país. Las cifras son contundentes y cada día más mexicanas deciden no tener hijos, así lo confirma el INEGI que señala que la tasa de fecundidad de las mujeres entre 15 y 49 años fue de 1.60 hijas e hijos, lo cual significa un descenso con respecto a 2018, año en el que se estimó en 2.07.[1]

Este fenómeno en países como México, ha sido un gran desafío. El derribar los mandatos de género impuestos por el sistema patriarcal, como es la maternidad, ha sido una ardua tarea para las gestantes, que, desde su nacimiento interiorizaron el ser madres como la cúspide de la realización femenina, constructos sociales impuestos y reforzados desde la familia, la escuela, la iglesia y la sociedad en general.

Para la académica Marcela Lagarde, las instituciones de la sociedad y del Estado reproducen a las mujeres como madres. En cuanto a la procreación, debe lograrse su consenso: deben mantenerse convencidas y satisfechas para que, a pesar de las enormes dificultades que viven para cumplir el estereotipo femenino materno, continúen con sus funciones sociales.[2]

“Por la división genérica de la sociedad y del mundo, la mujer es la encargada de mantener a los sujetos y a la humanidad del lado de la vida, y lo hace con sus cuidados en el ámbito cultural de la maternidad[3]”, apunta la antropóloga Lagarde de los Ríos.

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