
Después de cumplirse los tres días de velatorio en la basílica de San Pedro, el ataúd del papa se cierra durante una ceremonia privada, preferiblemente celebrada en la víspera del funeral.
De acuerdo con el Vaticano, antes de cerrarlo, deberán cumplirse una serie de gestos en un ritual en presencia del camarlengo, los tres cardenales que encabezan el orden episcopal, presbiteral y diaconal; el arcipreste de la basílica en la que es enterrado, el cardenal que ejercía como secretario de Estado, el vicario del papa para la diócesis de Roma, el sustituto de la Secretaría de Estado, el prefecto de la Casa Pontificia, el Limosnero del papa, el vice camarlengo, una representación de canónigos de la basílica y de los penitenciarios, el secretario del papa y los familiares del difunto.
En la ceremonia, un maestro de ceremonias deberá haber redactado un acta oficial «que recuerda la vida y obras más importantes del difunto, por las que se darán gracias a Dios». Este texto se leerá en voz alta y, según indicó la agencia de noticias EFE, algunos presentes firmarán dos copias del documento. Una de ellas será introducida en un tubo “de metal” -en el pasado el metal era plomo-, con el sello de la Oficina de Ceremonias Litúrgicas del Pontífice, y el otro, será conservado en el archivo de este departamento.
Tras ello, se cubrirá el rostro del papa difunto con un velo blanco de seda, “con la viva esperanza de que él pueda contemplar el rostro de Dios Padre, junto a la beata Virgen María y a los Santos”.
Conforme se dicta en el libro «Cónclave» del periodista Javier Martínez-Brocal y del sacerdote José de Jesús Aguilar, el maestro de ceremonias también depone dentro del ataúd una bolsa de tela con monedas acuñadas durante el pontificado, que, según la costumbre, señalan su duración: una de oro por cada año, una de plata por cada mes extra desde el aniversario de su elección; y otras más de bronce, por los días.
«Por ejemplo, para recordar los 7 años, 10 meses y 9 días que duró el pontificado de Benedicto, se introdujeron siete medallas de oro, diez de plata y nueve de bronce», se indica en el texto.
El rito concluye en su funeral, que tendrá lugar el próximo sábado 26 de abril para ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, lugar que dejó establecido el pontífice argentino en su testamento. De igual forma, detalló en el documento que su tumba debe ser «sencilla, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus.»
Tenga presente que junto al funeral y la sepultura, también se realizará el rito de anulación del Anillo del Pescador y los sellos papales para impedir que se firmen documentos en su nombre tras su muerte.

